Buscando un sustituto (Heinrich) +18

Me seguía pareciendo absurdo que Heinrich prefiriera permanecer en su casa rodante del bosque que vivir a mi lado, de hecho nuestra relación era tan extraña que casi nadie nos reconocía como una pareja formal las personas solo me veían visitarlo por las noches o viceversa pero en esta ocasión yo mismo me preguntaba si éramos una pareja, estaba pensando en al menos diez razones para seguir con el lo quería eso no estaba en duda era hermoso y poderoso y fuerte pero no era Ezra, quizás ese maldito pensamiento era el que debía comenzar por sacar de mi mente llegue a su remolque pasada la media noche quizás esta vez no me esperaba le había avisado que tenia cosas que hacer, por fortuna no lo encontré con nadie mas en la cama o eso hubiera sido el fin y no de la relación sino de sus vidas, lo encontré ahí tirado en la cama totalmente desnudo bajo esas sabanas de hilo de colores llamativos por que los gitanos tenían esos gustos me preguntaba, que había en su sangre que desde miles de años atrás ese pueblo no cambiaba, Me desnude sin hacer el menor ruido, y observe nuevamente su cuerpo ese trasero desnudo ofreciéndoseme de manera ansiosa sin que el pudiera darse cuenta. me recoste suavemente sobre el sintiendo su piel cálida para el la sensación seria algo inesperada pero yo estaba diciendo meter la polla en el ahora mismo, lo cierto es que Ezra me había dejado tan caliente que ahora no pensaba en nada mas que prenderle fuego a la cama aunque Heinrich era el mejor sustituto para ello.

Lo sujete de la cintura mi pene estaba húmedo la verdad estaba húmedo desde antes de llegar pero ahora podía sentir esa libertadora sensación de tallarme como un perro lujurioso al cuerpo de mi supuesto "novio" comencé a besar su piel su cuello, todo el siempre sabia a frutas de temporada era extraño como podía volver a experimentar los sabores Mi polla se alojo entre sus nalgas pero seria una crueldad de mi parte despertarlo de ese modo aunque era una seña particular mi esta vez no lo haría,

Esa noche había presenciado una desagradable escena que había estado a punto de hacerle perder los nervios. Había tenido que recurrir a todo su autocontrol para que su furia inicial no le llevara a cometer una locura. Heinrich era más bien práctico y todas sus acciones estaban muy medidas y meditabas, pero otra de su carácter era impulsivo y le había costado mucho mantener su ira a ralla. Pero si Heinrich tenía algo era paciencia y un sentido de la propiedad muy marcado, no era muy tolerante a veces con los sentimientos de los demás y aborrecía que le faltaran el respeto y eso precisamente es lo que había sentido al ver a Eric tan cercano con ese Brujo moreno.

Sabía de la historia de Eric con el chico pues el mismo vampiro le había contado sobre ella, pero nunca se había preocupado por ello ya que sabía que el tal Ezra estaba viviendo en New Orleans, o al menos y al parecer lo había estado haciendo hasta ese momento. Aunque nunca antes le había visto supo de inmediato que se trataba del antiguo novio del que ahora era suyo y por propia boca de Eric sabía que esa relación había sido muy intensa y tormentosa. Había sentido celos y rabia, pero sobre todo había sentido que el vampiro le había estado engañando todo el tiempo y eso era más de lo que estaba dispuesto a soportar. Tras marcharse de la casa dejando a los antiguos amantes haciendo a saber que cosa, el gitano volvió a su asentamiento y no quiso reunirse con ninguno de los suyos. Se encerró en su caravana y meditó el resto de la noche hasta que su mente quedó agotada, pero se sintió satisfecho con la determinación que había tomado.

Fumó un último cigarrillo y se tomó una copa d vino mientras iba despojándose de toda su ropa y después se metió en la cama cubriendo su cuerpo desnudo con la colorida colcha que llevaba en la familia quizás ya demasiados años, pero era algo de lo que se sentía incapáz de desprenderse pues había ido pasando de generación en generación y algún día él se la pasaría a su descendientes. Si es que llegaba tener alguno. Se había negado a tomar una esposa y formar una familia como se había esperado de él porque toda su mezquindaz no era suficiente para atar a un mujer a su lado de por vida y a la que nunca podría hacer feliz porque a él lo que le gustaba eran las pollas desde que había tenido uso de razón y jamás se había avergonzado por eso pese a que no fue muy bien recibido entre sus mayores. Pero con todos ellos muertos y habiéndose convertido en el líder del clan ya poco importaban esas tradiciones arcaícas y discriminatorias y durante la mayor parte de su vida adulta había disfrutado de su sexualidad plenamente, sin enamorarse jamás. Hasta que llegó Eric y comenzarón una relación más o menos seria. Sus gitanos no daban su aprobación abiertamente aquella relación con el vampiro pero la toleraban y jamás se habían inmiscuido, Heinrich siempre les había dejado en claro que no toleraría que nadie se metiera en su vida privado y así habían hecho los jóvenes gitanos que convivían con él en el asentamiento.

Se había quedado dormido casi inmediatamente agotado fisícamente por el duro día de trabajo y agotado mentalmente tras haber maquinado su venganza, porque desde luego no iba a dejar que Eric le tomase el pelo. No supo cuando tiempo habia dormido pero despertó con la sensación de estar siendo aplastado por un bloque de hielo y cuando sus sentidos estuvieron lo suficientemente despiertos supo que Eric estaba allí, sobre su cuerpo y frotándose sobre él tan desnudo como estaba él mismo. Agarró las sábanas y las estrujó respirando profundamente por la nariz. Podía notar como las fuertes manos del vampiro sujetaban su cintura firmemente, y esos labios muertos y fríos recorrer su cuello deliciosamente, de esa manera suave y lenta que tanto le gustaba y por un momento olvidó que estaba furioso con él y cerró los ojos dejándose llevar por la placentera sensación, su venganza podía esperar un rato - Eric..- murmuró quedamente - no te esperaba ésta noche, pero me alegro de que estés aquí - sonreía internamente de una forma muy diferente a lo que mostraba la sonrisa en sus labios, si ese vampiro pensó por un sólo momento que podía jugar con él se había equivocado completamente.